Como cada lunes, la reunión del departamento se presentaba gris y aburrida. Hacían falta ideas originales y las fuentes de la imaginación parecían haberse secado. Era difícil no mirar el reloj que anunciaría la hora de ir a comer. Pero pasaban los meses y algo tendría que ponerse en marcha sino el prestigio de los jefes, como siempre, sería lo que sufriría daños.
El chico había sido el último en llegar, y de hecho su opinión no se consideraba para nada, por esto mismo nunca le habían escuchado articular más de tres palabras seguidas. Pero la ocasión era de urgencia absoluta y él sentía, que si no sacaba lo que ya llevaba tiempo elaborando, era su puesto de becario el que peligraba. De hecho, la idea era sencilla y quizás no tan original como lo querían, pero era una idea factible, que la podría ejecutar y así tendría el ansiado trabajo de campo de su tesis.
‘Análisis de reacciones inducidas por literatura digital’. Tenía la idea, algunas hipótesis de trabajo y un esbozo de la metodología. Hacía tiempo, que tímidamente escribía sus poemas y los publicaba en una de estas bitácoras virtuales, que para resumir lo llaman blog. No tenía interés por visitas ni opiniones, lo hacía porque le era práctico al estar siempre delante del ordenador y por probar nuevos medios de comunicación… pero bueno ya se iba por las ramas en las explicaciones y la cuestión era ser objetivo. Entre las cosas que escribía, y las que podía escribir siguiendo unos patrones determinados, lograría estimular unas u otras reacciones. Podía ser un personaje empático, misterioso y sensible.
Pero ¿cómo atraer a la gente para que le leyera y así pudiera reaccionar? Aquí sí, necesitaba un equipo de ‘ayudantes de becario’ para auxiliarle, para esto estaban los estudiantes en prácticas, que con tal de hacer currículo, estarían dispuestos a lo que les dijeran los jefes. Pues el secreto, según había leído, era visitar a muchos de los tales blogs, dejando comentarios interesantes, para luego recibir visitas, que se alimentaban con los escritos publicados, lo comentaban y así a través de una estructura a veces piramidal, a veces espiral el flujo de visitas a su blog y, por lo tanto los comentarios, aumentarían.
Como ya eran casi las dos, la idea fue respaldada por el decano que moría de ganas de irse a zampar su guiso preferido: la paella de los lunes. Aún incrédulos con la idea y su utilidad, todos cerraron las libretas, donde durante más dos horas estuvieron garabateando cubos, flores, caricaturas o listas interminables de tareas por cumplir.
El experimento señoras y señores, ya está en marcha y funciona a pleno rendimiento, los comentarios son analizados a través de un minucioso programa informático, que los cataloga y clasifica según las reacciones, haciendo conexiones entre lo publicado y lo que despertó en las personas lectoras. Para mejorar los resultados y analizar el efecto del sexo de quién publica en el tipo, cantidad y sexo de quién comenta también se habilitó una bitácora de una mujer, que escribe lo mismo que lo otro, aunque con palabras y lenguaje diferente.
De esto, hace ya casi dos años y dentro de poco, la opinión pública se asombrará con los resultados obtenidos. Las aplicaciones prácticas son indiscutibles para el diseño de algoritmos robóticos.
‘Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia’